Artículo
Firma:Pablo T. Spiller
[ P ]Una experiencia en la que los diseñadores
de concesiones aprenderán qué no hacer
PROBLEMAS CON EL CORREO
Firma:Catedrático de la Universidad de California, Berkeley, y Director
LECG LLC
** Nota **Las relaciones conflictivas entre el Estado y el
Correo Argentino han entrado en una nueva fase en la que la empresa, el Estado y
los sindicatos tratan de sacar ventajas de las dificultades financieras tanto
del Gobierno como del Correo.
El Correo, en una magistral jugada de ajedrez,
declara no poder pagar los sueldos de sus funcionarios debido, en principio, a
las deudas de cerca de 100 millones de pesos que el Estado tiene con la empresa.
Los sindicatos, entendiendo perfectamente el papel que tienen que jugar, salen a
manifestar contra el ajuste, contra el potencial no pago de sus salarios, y
alzan, oh sorpresa, los reclamos de la empresa de re-regular el sector,
incluyendo un convenio laboral común para todos los operadores para impedir la
competencia desleal de los operadores independientes. El Gobierno, frente al
jaque coordinado de empresa/sindicatos que atenta directamente contra su reina
-la viabilidad política del plan de ajuste-, manifiesta estar dispuesto a pagar
34 millones de pesos por deudas incurridas con el Correo durante 1999, y a
renegociar tanto la concesión de Correos Argentinos como el marco regulatorio.
El conflicto se pospone hasta la nueva crisis.
Las idas y venidas con el
Correo Argentino tienen razones obvias. Desde la desregulación del Correo en
1993, ha habido un auge importante en el negocio de correspondencia, del cual el
mayor beneficiario no fue el Correo Oficial sino los casi trescientos operadores
privados que compiten con el Correo Oficial. Este nivel de competencia ha
implicado que el Correo Argentino haya tenido que lidiar con una multiplicidad
de pequeños y dinámicos operadores, ninguno de ellos sujetos a los cargos
laborales heredados de la ineficiencia estatal y de la organización sindical, ni
a los requerimientos de servicio universal especificados en el contrato de
concesión del Correo Oficial, ni probablemente al mismo nivel de inspección
impositiva. Esta competencia significó una pérdida sustancial de participación
de mercado y una disminución en los márgenes del Correo Oficial, en particular
en el segmento corporativo. A su vez, los distintos niveles del Gobierno
(Nacional, Provincial y Municipal) han usado al Correo Oficial como fuente de
financiamiento, postergando en forma sistemática los pagos al mismo. El Correo,
como contrapartida a la falta de pagos y al aumento en el nivel de competencia,
ha retenido el pago del canon especificado en el contrato, teniendo a la fecha
una deuda de 200 millones de pesos.
La fuente de la discordia no es otra que
una concesión mal elaborada. Una concesión que requiere del operador pagos de
cánones elevados, al mismo tiempo que le requiere participar en una situación
competitiva en la cual está en desventaja regulatoria y económica, no es una
concesión con un porvenir brillante, sino que asegura conflictos entre Estado y
concesionario.
Dado que para el concesionario no pagar el canon anual es muy
fácil mientras que para el Estado cancelar la concesión es muy difícil,
particularmente en medio de una crisis financiera y de credibilidad
institucional, concesiones mal diseñadas como la del Correo llevan
inevitablemente a conflictos contractuales y, dadas las limitaciones políticas,
a su eventual renegociación. Las renegociaciones, sin embargo, atentan contra el
principio de competencia por el mercado, que es la razón por la que estas
concesiones se licitan en vez de ser entregadas al azar. Es tiempo de que los
diseñadores de concesiones aprendan las lecciones que se derivan de la
experiencia del Correo: primero, no imponer al incumbente responsabilidades que
no se imponen a otros operadores (esto sólo generará conflictos); segundo, no
otorgar concesiones que implican cánones positivos muy grandes (esto sólo
otorgará incentivos a no pagarlos); tercero, no imponer subsidios cruzados
importantes (esto sólo lleva a mal servicio en los lugares en los que el costo
excede el precio); cuarto, no otorgar concesiones por tiempo limitado (esto
lleva a incentivos perversos hacia el final de la concesión). La nueva concesión
debe, por lo tanto, adherirse a estos cuatro puntos. El punto fundamental de
esta nueva concesión es la eliminación de requerimientos de servicio especiales
para el concesionario (lo cual implicaría a su vez la eliminación de subsidios
cruzados), así como la eliminación de prebendas especiales (como el monopolio
del servicio de filatelia). El derecho a la operación del servicio de filatelia
podría ser adjudicado por separado. Una vez eliminadas las obligaciones y las
prebendas, el operador estaría en igualdad de condiciones con los demás
operadores. Canceladas las deudas mutuas existentes al momento, el canon
debería, a su vez, ser eliminado. En caso opuesto, éste actuaría como impuesto
adicional diferencial para el Correo Oficial, generando una desigualdad
competitiva no deseable
DIA16 MES08 ANO2001 20010816 ANO01
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