Artículo
(Fecha: 16/08/2001)

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Firma:Pablo T. Spiller
[ P ]Una experiencia en la que los diseñadores de concesiones aprenderán qué no hacer

PROBLEMAS CON EL CORREO

Firma:Catedrático de la Universidad de California, Berkeley, y Director LECG LLC

** Nota **Las relaciones conflictivas entre el Estado y el Correo Argentino han entrado en una nueva fase en la que la empresa, el Estado y los sindicatos tratan de sacar ventajas de las dificultades financieras tanto del Gobierno como del Correo.
El Correo, en una magistral jugada de ajedrez, declara no poder pagar los sueldos de sus funcionarios debido, en principio, a las deudas de cerca de 100 millones de pesos que el Estado tiene con la empresa. Los sindicatos, entendiendo perfectamente el papel que tienen que jugar, salen a manifestar contra el ajuste, contra el potencial no pago de sus salarios, y alzan, oh sorpresa, los reclamos de la empresa de re-regular el sector, incluyendo un convenio laboral común para todos los operadores para impedir la competencia desleal de los operadores independientes. El Gobierno, frente al jaque coordinado de empresa/sindicatos que atenta directamente contra su reina -la viabilidad política del plan de ajuste-, manifiesta estar dispuesto a pagar 34 millones de pesos por deudas incurridas con el Correo durante 1999, y a renegociar tanto la concesión de Correos Argentinos como el marco regulatorio. El conflicto se pospone hasta la nueva crisis.
Las idas y venidas con el Correo Argentino tienen razones obvias. Desde la desregulación del Correo en 1993, ha habido un auge importante en el negocio de correspondencia, del cual el mayor beneficiario no fue el Correo Oficial sino los casi trescientos operadores privados que compiten con el Correo Oficial. Este nivel de competencia ha implicado que el Correo Argentino haya tenido que lidiar con una multiplicidad de pequeños y dinámicos operadores, ninguno de ellos sujetos a los cargos laborales heredados de la ineficiencia estatal y de la organización sindical, ni a los requerimientos de servicio universal especificados en el contrato de concesión del Correo Oficial, ni probablemente al mismo nivel de inspección impositiva. Esta competencia significó una pérdida sustancial de participación de mercado y una disminución en los márgenes del Correo Oficial, en particular en el segmento corporativo. A su vez, los distintos niveles del Gobierno (Nacional, Provincial y Municipal) han usado al Correo Oficial como fuente de financiamiento, postergando en forma sistemática los pagos al mismo. El Correo, como contrapartida a la falta de pagos y al aumento en el nivel de competencia, ha retenido el pago del canon especificado en el contrato, teniendo a la fecha una deuda de 200 millones de pesos.
La fuente de la discordia no es otra que una concesión mal elaborada. Una concesión que requiere del operador pagos de cánones elevados, al mismo tiempo que le requiere participar en una situación competitiva en la cual está en desventaja regulatoria y económica, no es una concesión con un porvenir brillante, sino que asegura conflictos entre Estado y concesionario.
Dado que para el concesionario no pagar el canon anual es muy fácil mientras que para el Estado cancelar la concesión es muy difícil, particularmente en medio de una crisis financiera y de credibilidad institucional, concesiones mal diseñadas como la del Correo llevan inevitablemente a conflictos contractuales y, dadas las limitaciones políticas, a su eventual renegociación. Las renegociaciones, sin embargo, atentan contra el principio de competencia por el mercado, que es la razón por la que estas concesiones se licitan en vez de ser entregadas al azar. Es tiempo de que los diseñadores de concesiones aprendan las lecciones que se derivan de la experiencia del Correo: primero, no imponer al incumbente responsabilidades que no se imponen a otros operadores (esto sólo generará conflictos); segundo, no otorgar concesiones que implican cánones positivos muy grandes (esto sólo otorgará incentivos a no pagarlos); tercero, no imponer subsidios cruzados importantes (esto sólo lleva a mal servicio en los lugares en los que el costo excede el precio); cuarto, no otorgar concesiones por tiempo limitado (esto lleva a incentivos perversos hacia el final de la concesión). La nueva concesión debe, por lo tanto, adherirse a estos cuatro puntos. El punto fundamental de esta nueva concesión es la eliminación de requerimientos de servicio especiales para el concesionario (lo cual implicaría a su vez la eliminación de subsidios cruzados), así como la eliminación de prebendas especiales (como el monopolio del servicio de filatelia). El derecho a la operación del servicio de filatelia podría ser adjudicado por separado. Una vez eliminadas las obligaciones y las prebendas, el operador estaría en igualdad de condiciones con los demás operadores. Canceladas las deudas mutuas existentes al momento, el canon debería, a su vez, ser eliminado. En caso opuesto, éste actuaría como impuesto adicional diferencial para el Correo Oficial, generando una desigualdad competitiva no deseable



DIA16 MES08 ANO2001 20010816 ANO01


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